viernes, 18 de diciembre de 2009

FELIZ AÑO 2.010 PARA TODOS



Beata Dolores Sopeña
El 30 de diciembre de 1917 Dolores cumplió 69 años. Al día siguiente por la noche convocó a todas las de la casa y con su estilo personal, evitando dramatismo, hace examen de conciencia en voz alta y se despide de todas. “Que seáis santas, muy santas, y sobre todo, que tengáis una confianza completa en el Señor”. El 9 de enero le administran la Extremaunción y al día siguiente, 10 de enero de 1918 expira. “Quiero irme al cielo, morir de amor “ fueron sus últimas palabras. Dos días después se celebra el entierro. Los obreros que llevaron el ataúd a hombros apenas pueden abrirse camino entre la muchedumbre que trata de acercarse para conservar en medallas y rosarios un último contacto con su caja. A pesar del día gris todos la acompañaron al camposanto.







APRENDIENDO A AMAR

El Papa Benedicto XVI: todo ser humano tiene una sola tarea: “aprender a amar sincera, gratuita y auténticamente en la Escuela de Dios”. Para aprender a amar es necesario un camino arduo y largo. En este itinerario la persona debe imponerse una ascesis eficaz para eliminar cualquier afecto desordenado y unificar su vida en Dios, fuente, meta y fuerza del amor, hasta llegar a la cumbre de la vida espiritual que es “sabiduría”. Al final de este itinerario ascético, se experimentan gran serenidad y dulzura, tiene una notable importancia nuestra dimensión afectiva porque nuestro corazón es de carne y cuando amamos a Dios que es el Amor mismo, no podemos dejar de expresar en esta relación con el Señor, nuestros sentimientos humanos.









LOS HIJOS: PROPIEDAD O MISION?

Estamos acostumbrados a hablar de los hijos como si se tratase de algo propio, de una posesión como un coche, una casa. “Tenemos 4 hijos”. Es cierto que los niños nacen dentro de una familia por lo que resulta natural que asuman la responsabilidad de esa vida que empieza, pero el niño tiene un corazón y un alma y eso, no es propiedad de nadie. El alma, lo más profundo de cada uno, no viene de los padres sino que viene de Dios. La educación moral es uno de los grandes retos de la vida familiar. Los hijos no son propiedad de nadie. La misión de los padres empieza cuando se inicia el embarazo de los niños para formarlos como buenos ciudadanos y personas de bien. Esa es la misión que reciben los esposos cuando su amor culmina con la llegada de un hijo, cumplirla puede ser difícil pero la alegría de un hijo bueno, no se compara con nada.


MADRES QUE TRABAJAN

Para una madre es primordial entregar al hijo amor en una actitud tranquila y satisfecha. Si al quedarse en casa lo hace con sentimientos de resentimiento y frustración, que atribuye a “los sacrificios” que debe hacer por el hijo, la compañía que entrega estará sin alegría y no será fuente de seguridad afectiva. Los niños necesitan una madre atenta y preocupada de sus inte- reses para sentirse felices y valorados. El corto tiempo que se dispone para los hijos, debe ser compensado por la “calidad” de él, pero un mínimo de tiempo es indispensable dedicarles. Será bueno en forma entretenida buscar cosas para hacer juntos, como pegar botones, en este compartir aprenden a hacer cosas autónomas.